“Regálame tu risa, … tu estrella, y te entregaré mi vida”. En España, entre los cristianos en una época muy difícil para ellos en que eran perseguidos y asesinados, se acuñó una frase: “por ti, mi Reina, la sangre dar”. ¿Y como no decirle eso a alguien que nos ama como María? Ella ilumina las noches de tristeza y soledad, ella llena de paz y armonía el alma de los que le rezan, ella pinta de colores la vida de los que la quieren. Ella cura tus heridas…
Y ante un amor tan grande, si quieres, dile en lo profundo del corazón: solamente tú, María.
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