5º Domingo de Pascua – Ciclo B
Dibujo: Fano
El evangelio de este domingo relata una preciosa metáfora sacada del mundo rural, para mostrar nuestra relación con Jesús y sus consecuencias. Sin Él, no podemos hacer nada. Jesús se presenta a sí mismo como
la vid verdadera, a su Padre como el viñador, y a nosotros como los sarmientos. El sarmiento ha de permanecer unido a la vid, si quiere que le llegue la savia y con ella tener vida. Sólo teniendo vida puede dar fruto. Jesús nos invita, igual que los sarmientos a permanecer unidos a Él, porque solo el que permanece en Jesús, el que vive en común-unión con Él, puede tener vida y en consecuencia dar fruto.Los frutos son todas esas buenas acciones que brotan de nosotros/as. No hace falta hacer gran esfuerzo para que nazcan. El simple hecho de permanecer unido a la vid hace que la vida fluya en su interior, que brote la flor y de ahí nazca el fruto.
Al igual que el viñador, el Padre busca el bien de la planta, corta el sarmiento que no da fruto, y poda al que da fruto. Nos va quitando esas hierbas que ya no sirven y que nos restan energías, para que las focalicemos en un mayor y mejor fruto. Pero no hemos de inquietarnos. Nosotros ya estamos limpios gracias a la Palabra que nos ha anunciado. La Palabra, si la vamos escuchando, acogiendo en nuestro corazón, y dejando que interpele nuestra vida, nos va podando y nos va limpiando progresivamente. “Sin Él, no podemos hacer nada”.
Mariela Martínez (Religiosa dominica, doctora en Teología)
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