En este día 1 de Noviembre, celebramos a todos aquellos cristianos que ya gozan de
la visión de Dios, que ya están en el cielo, hayan sido o no declarados
santos o beatos por la Iglesia. De ahí, su nombre: el día de Todos los
Santos.
- El santo, los santos son siempre reflejos de la gloria y de la
santidad de Dios. Son modelos para la vida de los cristianos e
intercesores de modo que a los santos se pide su ayuda y su intercesión.
Son así dignos y merecedores de culto de veneración.
- El día de Todos los Santos incluye en su celebración y
contenido a los santos populares y conocidos, extraordinarios cristianos
a quienes la Iglesia dedica en especial un día al año.
- Pero el día de Todos los Santos es, sobre todo, el día de los
santos anónimos, tantos de ellos miembros de nuestras familias, lugares y
comunidades.
- El día de Todos los Santos es igualmente una oportunidad para
recordar la llamada a la santidad presente en todos los cristianos desde
el bautismo. Es ocasión para hacer realidad en nosotros la llamada del
Señor a que seamos perfectos- santos- como Dios, nuestro Padre
celestial, es perfecto, es santo.
- Se trata de una llamada apremiante a que vivamos todos nuestra
vocación a la santidad según nuestros propios estados de vida, de
consagración y de servicio.
Y es que la santidad no es patrimonio de algunos pocos
privilegiados. Es el destino de todos, como fue, como lo ha sido para
esa multitud de santos anónimos a quienes hoy celebramos.
- La santidad cristiana consiste en vivir y cumplir los
mandamientos. "El santo no es un ángel, es hombre en carne y hueso que
sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de
su hermano, ni piensa que es más bueno subiéndose a un altar. Santo es
el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar”
Jesús de las Heras Muela
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