
Se nos habla de cuarenta días. para nosotros son el caminar al encuentro de nuestro amigo Jesús. El tiempo que nos resta de aquí hacia su muerte y su resurrección. Es tiempo de estar con nuestro amigo, de acompañarle y de hablar mucho con él.
Durante la Cuaresma -que comienza el miércoles de Ceniza y termina el domingo de Ramos- los cristianos recordamos que somos un pueblo que quiere ir buscando su norte en este viaje que es la vida. Sin descanso, con su Palabra y con su amor, Jesús será esa brújula que oriente nuestro camino, nuestra vida.
Es un tiempo en el que no debemos temer avanzar, y encontrar que necesitamos seguir navegando sin miedo a las tormentas de la vida, los problemas normales de un viaje así: nuestros egoísmos, nuestras faltas de compromiso y solidaridad... Con Jesús, que nos da el Norte, sabemos que la llegada a Jerusalén, al final, será alegría y la esperanza de la Pascua, y que esa alegría no se acabará jamás.
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