El Bautismo del Señor – Ciclo C
¿IMPOSIBLE? PUES ES VERDAD
Nos resulta inconcebible que, el rey de una nación o un presidente, tengan
que aguardar su turno a la hora de ser atendidos en un hospital o en la
ventanilla de cualquier servicio social.
Nos resulta impensable que, un
embajador acreditado ante un país, tuviera que esperar para ser recibido
por una autoridad de rango inferior.
1.- El Bautismo de Jesús, fue así: hizo cola. Se puso en
aquella cadena humana que se dirigía hacia las manos de Juan Bautista, pera recibir el Bautismo.
aquella cadena humana que se dirigía hacia las manos de Juan Bautista, pera recibir el Bautismo.
¿Nos resulta
también inimaginable esto?
Posiblemente, aunque digamos que no, en el fondo….nos cuesta creerlo. ¿El Dios
verdadero y Encarnado haciendo turno sin que nadie le ceda paso?
Así comienza la vida pública de Jesús.
Es un Dios que sorprendió en Belén y que, en
su Bautismo, nos desconcierta: ¡cómo Tú siendo Señor, no te haces de valer!
¡Cómo, siendo Tú la plenitud de la Ley, no te impones sobre Juan!
Pero, el Señor, una vez más baja al llano. Hasta el mismo Juan se resiste: ¿Yo
bautizar a Aquel que es más que yo? ¿Limpiar a Aquel que es la limpieza absoluta?
¿Convertir a Aquel que es la conversión en sí misma?
Humildemente vino Jesús en Belén, y con la cabeza inclinada en el Jordán y rociada
por el Bautista, comienza su misión.
2.- Pobremente, por la puerta pequeña, entró en el mundo. Y sin grandes medios,
aspavientos o pretensiones comienza su misión.
Qué distinto el inicio de muchos políticos, sacerdotes, economistas, gobiernos o
empresarios. Creen que, en el poder o en los medios, está el éxito. ¿Y luego? Pasa
lo que pasa: los resultados no son los deseados.
Jesús sabe que, su trayectoria, va a estar marcada por la incomprensión y el
rechazo. Y, precisamente por eso mismo, no quiere levantar demasiadas
expectativas. Desciende al Jordán humildemente pero, más tarde, valientemente irá
proponiendo la razón de su llegada a este mundo.
3. Poco se nos narra de los momentos previos al Bautismo del Señor. Pero lo cierto
es que, el Bautismo de Jesús, marcó un antes y un después. Fue como el punto de
salida. Como aquel instante en el que, sintiendo el beneplácito del cielo, comenzaba
su singladura para anunciar y marcar las pautas de todo cristiano.
Para nosotros, el Bautismo de Cristo, aporta muchos interrogantes:
-¿Lo sentimos como algo renovador y como un impulso evangelizador?
-¿Es un sacramento que nos compromete a dar razón de nuestra esperanza?
-¿Somos conscientes de que, ser bautizados, implica defender y vivir según los
principios del Evangelio?
-¿Hasta qué punto hemos dejado de ser hombres viejos para convertirnos en
personas nuevas?
-¿Vivimos nuestra condición de bautizados o nos conformamos con estar
bautizados?
-¿Escuchamos en algún momento “tú eres mi hijo amado mi predilecto” o, el
bautismo, es algo que quedó en el pasado y que no dejó sello alguno?
Que la fiesta del Bautismo del Señor nos anime a reconducir nuestra vida cristiana
y a ser más entusiastas del gran legado de Jesús de Nazaret: su evangelio. ¡FELIZ
BAUTISMO!
Javier Leoz
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