GUIADOS POR EL ESPÍRITU
No podemos tener miedo. El Espíritu de Jesús, guía amoroso nos conduce, mientras el Padre nos abraza.
Estamos bien rodeados. El Padre, el Hijo y el Espíritu nos “cercan” con su Amor. ¡Casi nada! ¿Se puede tener miedo con esa bendita compañía? No nos falta de nada. Solo podremos responder pobremente con nuestra vida al más alto don que recibimos de Dios, que se desborda con sus criaturas. Una vida que ha de ser para amar. Jesús no nos deja nunca abandonados. El Espíritu, memoria viva de su actuar, nos cuida y nos lanza a seguir sus pasos, para alcanzar la plenitud junto al abrazo del Padre.
Explosión de alegría y de esperanza, que ha de mantenerse cuando atravesemos los momentos más duros que la vida trae consigo. Ahí también el Amor nos “cerca”, nos abraza, nos inunda. Es nuestra mayor garantía. Está claro el camino. El Padre con el Hijo y el Espíritu nos aman y están con nosotros. ¡Adelante!
(Fernando Cordero ss.cc.)
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