Estoy segura de que en este año todos hemos descubierto luces y oscuridades, alegrías y tristezas. Hemos trabajado duro, nos hemos esforzado, hemos sido felices, hemos salido de nuestra zona de confort en algunas ocasiones y siempre hemos seguido a Jesús.
A nuestro lado siempre ha estado un buen amigo con el que reír o llorar, nuestros padres, familiares, compañeros, profesores... y hoy, al terminar el año, es bueno que recordemos a todos ellos y demos gracias por lo afortunados que somos de tenerlos cerca. Es también un buen momento para pedir perdón por aquello que no hicimos y por el amor que se fue.
Dediquemos un rato a lo largo del día para hacer un balance del año que ha pasado y hagamos propósitos para el año que comienza.
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