SAL Y ENCUENTRA
Quien sale, está dejando su acomodada seguridad
exponiéndose a lo que no conoce o le da miedo conocer… ¿o no? Hay
millones de personas saliendo sin poner los pies en la calle, de garaje en
garaje, de centro comercial en centro comercial; viajando en metro con los ojos
fijos en el móvil; se recorren países transitando circuitos perfectamente
diseñados para no ver lo que hay más allá del “parque temático” que se nos
presenta. Hay muchos millones que viven con una venda en los ojos ya estén en
casa o salgan a airearse. ¿Qué se busca? ¿Qué anima a salir? ¿Qué se encuentra?
Salir con actitud de búsqueda supone no permanecer sentado mirando al techo o con el mando de la tele secuestrado… o ¿sí? Hoy somos millones de personas buscando permanentemente en Google, en Facebook, en Twiter… sentados, parados, anestesiados.
Si tomamos en serio nuestro lema podrían cambiar muchas cosas: el interior de uno mismo, el entorno próximo, las relaciones en la comunidad educativa, la experiencia de Dios en nuestra vida, el compromiso con el que tiene menos posibilidades…
Quien sale, busca y encuentra, y puede llegar a reconocer a cada ser humano como su auténtico y genuino hermano y su auténtica y genuina hermana. Carne de su misma carne con el mismo toque del Espíritu que a todos habita.
Al encuentro de lo más profundo de cada uno de nosotros, donde Dios quiere hacer su morada.
Al encuentro del Señor en los demás. Al encuentro del Padre del cielo que nos hace hermanos y nos quiere como sólo sabe hacer una madre.
Al encuentro de Jesús que nos sale al camino cada día.
Este es nuestro punto de encuentro.
Salir con actitud de búsqueda supone no permanecer sentado mirando al techo o con el mando de la tele secuestrado… o ¿sí? Hoy somos millones de personas buscando permanentemente en Google, en Facebook, en Twiter… sentados, parados, anestesiados.
Si tomamos en serio nuestro lema podrían cambiar muchas cosas: el interior de uno mismo, el entorno próximo, las relaciones en la comunidad educativa, la experiencia de Dios en nuestra vida, el compromiso con el que tiene menos posibilidades…
Quien sale, busca y encuentra, y puede llegar a reconocer a cada ser humano como su auténtico y genuino hermano y su auténtica y genuina hermana. Carne de su misma carne con el mismo toque del Espíritu que a todos habita.
Al encuentro de lo más profundo de cada uno de nosotros, donde Dios quiere hacer su morada.
Al encuentro del Señor en los demás. Al encuentro del Padre del cielo que nos hace hermanos y nos quiere como sólo sabe hacer una madre.
Al encuentro de Jesús que nos sale al camino cada día.
Este es nuestro punto de encuentro.
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