XVI del Tiempo Ordinario – Ciclo C
Se abre el telón. En la escena está Jesús sentado, y tú, lector/lectora, estás pululando por
el escenario, dando tumbos de aquí para allá, agasajándole con aperitivos, tu mejor vajilla y el mejor mantel, encendiendo una vela perfumada, probando las luces y buscando la música más agradable para crear ambiente.
JESÚS: (Con ternura) Pero… ¡Tú! Para un poco, anda. Vente aquí a mi lado, que he venido para estar contigo. Te agradezco la hospitalidad, pero deja que disfrute de tu presencia, hazme sentir que gozas con la mía.
TÚ: (Con resistencia) Pero… ¡Jesús! Quiero que todo esté perfecto en este momento, que todo encaje, que te sientas lo más a gusto posible.
JESÚS: (Con diligencia) Es mucho más sencillo que eso, tú. Ya me has abierto las puertas de tu mundo, ahora deja que vayamos aprendiendo juntos cómo actuará el espíritu dentro de ti, cómo encontrarás la paz y la alegría.
Tú cedes. Comprendes que la mejor parte de la acogida no es el recibimiento, sino la presencia compartida. Te arrodillas a los pies de Jesús y conversáis, te dejas abrazar por su insuperable compañía, te llenas de Dios para seguir adelante. Fundido a rojo.
Y esta escena se repetirá todas las veces que tú desees, empieza y acaba cuando tú quieras, dependiendo de tu entrenamiento en el descubrimiento de la oportunidad, de tus ganas de dejarte inspirar y llevar por tu fe. ¡Anda, para un poco y escúchale!
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Cristina López Navas (Acompasando)
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