La pedagogía que tiene Jesús al
acercarse a los discípulos juega un papel muy importante: se acerca y
les pregunta, como a los discípulos de Emaús, sobre lo que están
haciendo: “¿tenéis pescado?”
Jesús, se hace presente en primer lugar
en la realidad de cada día. Me pregunto: ¿por qué me cuesta tanto
reconocerle en el día a día? Sólo un discípulo, un amigo, es capaz de
reconocerle a la primera: “¡Es el Señor!”
En segundo lugar, Jesús, se hace
presente al preparar la comida. Y en este momento, sí que los demás le
reconocen pero no se atreven a preguntarle quién es, porque en lo
profundo de sí, “sabían muy bien que era el Señor”.
¿Por qué me cuesta tanto reconocer a
Jesús en las cosas de cada día? ¿Por qué intento buscarle solo en
determinados espacios? Si en realidad ¡va siempre a mi lado! Para
recrear la realidad tengo que experimentar la cercanía de Jesús y dejar
que me pregunte: ¿qué haces? Así podré ser dócil a su voz, a sus
orientaciones. Algunas veces no me basta escucharle, sino que como los
demás discípulos, torpes y ciegos, necesito signos para descubrir su
presencia y cercanía.
Así mismo, el Señor se hace presente en
la comida y hay una dimensión Eucarística. La Eucaristía antes de comer a
Jesús es comer con Él. El encuentro del Señor RESUCITADO SE HACE
COMIENDO CON ÉL.
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Karla Quiñonez rmi
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