Dibujo: Fano
Lc 1, 39-45
El Espíritu nos lleva a servir con amor, como María. Carros de corazones que se esparcen por el camino y encuentran su
concreción en la prima Isabel. Dos mujeres embarazadas que comparten el proyecto de vivir para Dios.
María partió. No se lo pensó. Siempre es tiempo para servir. Y hacerlo con esa decisión, alegría, entrega es, sin duda, motivo para que nosotros también nos fijemos en ella y en cómo ella hace tanto bien y de manera tan callada.
El Espíritu transporta a María. Si nos dejáramos conducir por el Espíritu, otro gallo cantaría –además del de la Misa del Gallo-. Con María sigamos las sendas de la Misericordia.
Feliz semana, felices días de vivir en esperanza.
Fernando Cordero ss.cc. (Kamiano 21)
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